jueves, 21 de enero de 2010

Profesor monsefuano
MAESTRO DE LA SIEMBRA

Por Denisse Gonzáles

El plateado de sus cabellos refleja la sabiduría de un hombre de campo y la fuerza de sus manos son muestra del pujante trabajo que realiza día a día.
Agustín Gonzáles Gonzáles es un monsefuano de 67 años, dedicado a la agricultura.
Creció en el seno de una familia campechana, hijo de Don Julio Gonzáles, un campesino trabajador y de Doña Emma Gonzáles, una artesana bonachona; quienes trabajaron de surco a surco para educar a sus tres hijos.
Agustín, es el hijo mayor de la familia Gonzáles, seguido del extinto catedrático de la U.N.P.R.G., el Ing. Mecánico Eléctrico Blas Avelino y de Gustavo, Ing. Agrícola.
Agustín Gonzáles, maestro del campo.Su amor por la madre naturaleza lo ha llevado a dedicarse durante mucho tiempo al trabajo agrícola.
Desde 1993, año en que se jubila como docente de escuela, este incansable trabajador se despierta a las 3 de la mañana para ir al campo a conseguir el sustento familiar.
Su abnegada esposa, Antonia Casas, recompensando su tesonero trabajo, le lleva diariamente el almuerzo a las tierras de cultivo. Al llegar el ocaso, regresan juntos a su hogar para seguir trabajando.
Como ejemplo de buena organización, Don Agustín, por las noches se dedica a la ebanistería, arte que le enseñaron sus padres en su niñez.
PADRE EJEMPLAR
El veterano maestro es padre de 5 hijos por quienes ha trabajado tanto para darles una buena educación; ellos son: Wilmer, biólogo de profesión; Jovino, técnico en mecánica automotriz; Pilar, dedicada a la artesanía; Noé, zootecnista y médico veterinario; y Erika, educadora.
“Trabajando y trabajando he logrado que mis hijos sean profesionales. El dinero que se consigue del campo no es mucho, pero desempeñándome como profesor y desarrollando la ebanistería a la vez, he conseguido educar a mis hijos”, comentó orgulloso, Don Agustín.
SURCANDO RENGLONES
Agustín Gonzáles, también ha dedicado gran parte de su vida a la educación y tal como él lo manifiesta, ha tratado de compartir siempre sus conocimientos sobre el campo con sus alumnos.
“Cuando trabajé en Miracosta – Cajamarca, les enseñe a mis alumnos a sembrar en unas parcelas de terreno que pertenecían a la escuela donde yo trabajaba. Siempre he tratado de transmitir mis experiencias del campo a mis alumnos y enseñarles a amar a la tierra”, enfatizó.
Asimismo, comentó que siempre le ha gustado trabajar en la tierra.
Cuenta que desde niño ha apoyado a su padre en la agricultura, pero cuando empezó a estudiar en la universidad, dejó de lado esa actividad por falta de tiempo. Posteriormente, empezó a trabajar y resultaba aún más difícil desempeñar esta labor agraria.
“Faltando 2 años para jubilarme regresé, después de mucho tiempo, pero iba eventualmente. Después de la jubilación ya entré de lleno a trabajar en mis áreas de cultivo”, explicó.
HOMBRE DE CAMPO
Don Agustín es dueño de grandes terrenos que le heredaron sus padres; éstos están ubicados en el lado sur de Monsefú, desde Rama “El Pueblo” hasta Rama “Castilla”, en donde siembra productos de “panllevar”, tales como camotes, maíz y forraje para el ganado. Además en los últimos años se ha dedicado a la siembra de caña, producto que le esta dando buenas utilidades.
“Por el año 98, mi padre y yo habíamos sembrado camotes. Cosechamos una parte. Al día siguiente, fuimos a recoger lo que había quedado y no encontramos nada”, comentó entre risas. “Fue una pérdida grande. Nos dábamos contra el suelo porque ese año el panllevar estaba a buen precio y nosotros habíamos sembrado sin regar porque por esos meses fue el fenómeno del niño”, expresó.
Asimismo, manifestó que uno de los problemas más frecuentes por los que atraviesan los campesinos radica en el sistema de reparto de agua: “Cuando no estaba el reservorio de Tinajones, el campesino tenía mayor facilidad para poder obtener agua; pero con la construcción del reservorio se extendió más la frontera agrícola y el agua ya no alcanza por esta zona, puesto que Monsefú está en la parte baja del departamento y el agua de Tinajones es captada en la parte alta”, explicó.
En ese sentido, denunció el mal reparto de agua que ejerce la comisión de regantes; problema que según Don Agustín genera un malestar al campesino y le afecta, sobre todo, económicamente.
Por otra parte, manifestó que este año el estado peruano los está apoyando en lo que respecta a la limpieza de los canales, sistema que tiene un costo muy elevado.
El veterano campesino comentó que también se ha dedicado a la ganadería pero debido a factores negativos, como el abigeato, tuvo que dejar de lado esa actividad para evitar más pérdidas económicas.
Finalmente Don Agustín Gonzáles explicó que éste es un buen año debido a que la temperatura es intermedia: “En las mañanas hace calor y en la noche, frío; y eso es muy bueno para la agricultura, porque cuando el ambiente es sólo frío y húmedo no da buena producción”.
SABIDURÍA DE NATURA
Como buenos ciudadanos y con el fin de contribuir con el desarrollo del campesino monsefuano, Don Agustín y sus hermanos emprendieron hace dos años, un proyecto de experimentación del riego tecnificado.
El proyecto consistía en hacer pozos subterráneos, pero debido a la fangosidad de la tierra, no tuvo buenos resultados. Además, resultaba muy costoso y muchos campesinos no contaban con los medios económicos suficientes para financiarlo.
Posteriormente, elaboraron un nuevo proyecto vía electrificación.
“Era más económico puesto que mi hermano Blas era Ing. mecánico eléctrico y facilitaba la mano de obra, pero lastimosamente el año pasado falleció y el proyecto quedó inconcluso”, explicó.
Aún así, este perseverante hombre de campo no pierde las esperanzas de reiniciar el proyecto y junto con su hermano Gustavo contribuir al desarrollo del campesino monsefuano.

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